Algunos elementos de la publicidad exterior se han convertido un clásico del paisaje urbano. Es más: llevan siglos acompañándonos. Se trata sobre todo de anuncios que, aún hoy, siguen siendo un icono de algunas de las ciudades más famosas del mundo.
Su supervivencia al paso del tiempo se debe a que terminan convirtiéndose en imagen de la ciudad donde han sido instalados. Ahora mismo, conviven con las nuevas tecnologías, como las pantallas de leds de gran formato, debido a que el público ya no los reconoce como publicidad exterior, si no como casi obras de arte que han marcado diferentes épocas.
Qué mejor manera de recordarlos que dando un pequeño paseo por los rótulos luminosos más famosos. Los ejemplos que te traemos a continuación son un magnífico ejemplo de cómo la publicidad exterior no solo puede ser eficaz, sino elevar la imagen de marca o branding a la categoría de bien protegido. Además, algunos de estos carteles pueden servir de inspiración para tu propio negocio. ¿Nos acompañas por este recorrido?
1. LETREROS DEL MOULIN ROUGE, PARÍS
La historia del mítico cabaré parisino empieza el 6 de octubre de 1889, fecha en la que un empresario de Terrassa (Barcelona), Josep Oller i Roca, y el francés Charles Zidler ponen en marcha esta sala de fiestas en el barrio rojo de Pigalle, a los pies de Montmartre. Parte del éxito del flamante local tendría que ver con su llamativa fachada, presidida por un molino de viento rojo y decorada con luces eléctricas, toda una novedad por aquel entonces. El molino fue diseñado para rendir homenaje al que, durante mucho tiempo, había sido un elemento habitual en la zona de Montmarte. El Moulin Rouge no tardaría en convertirse en un icono de la Belle Époque, el período histórico comprendido entre finales del siglo XIX y la Primera Guerra Mundial, y acabaría atrayendo a artistas tan conocidos como Frank Sinatra, Liza Minelli, Edith Piaf, Ives Montand o Charles Aznavour.
Actualmente, el edificio sigue abriendo sus puertas en el bulevar de Clichy, 82. Además, ha servido de inspiración a otros locales similares en otras partes del mundo, como Barcelona, donde encontramos El Molino. Aunque había sido bautizado como El Molino Rojo, durante la dictadura franquista perdió la alusión al color, ya que el régimen asociaba el rojo al comunismo. Parece que no era muy amigo de lo que hoy conocemos como la psicología del color.
2. PANTALLAS LED DE PICCADILLY CIRCUS, LONDRES
Otro ejemplo de pantallas gigantes de LED que son todo un referente a nivel internacional las encontramos en Londres. Concretamente, en Piccadilly Circus, un rincón de la capital británica que da cabida a un mosaico de pantallas y vallas de LED, cuyos orígenes se remontan a 1900. Hoy, los reclamos de marcas como Samsung, McDonald’s, Coca-Cola, TDK o Hyundai copan los paneles LED situados en la confluencia entre Shaftesbury Avenue y Glasshouse Street. Aunque contar con un letrero luminoso en esta esquina puede costar entre 1 y 2,5 millones de euros anuales, lo cierto es que los mensajes publicitarios que emiten llegan cada día a unos 160.000 consumidores potenciales.
3. RÓTULOS LUMINOSOS DE TIMES SQUARE, NUEVA YORK
Si te ha parecido mareante el precio de la publicidad en Piccadilly Circus, las cifras son todavía más estratosféricas en la Gran Manzana. Concretamente, en Times Square, donde colocar un letrero luminoso puede salir por 3 millones de euros al año. Por algo está considerado el punto de mayor impacto publicitario del planeta, ya que por allí pasa diariamente medio millón de personas. Una vez más, multinacionales como Coca-Cola, McDonald’s, TDK o Facebook consiguen hacerse un hueco en uno de los mayores escaparates de América. También hace lo propio la cadena de farmacias estadounidense Walgreens, de la que se dice que cuenta con el cartel publicitario más grande del mundo.
4. CARTEL DE BIENVENIDA DE LAS VEGAS
En pleno corazón del desierto de Nevada, y en mitad de la nada, emerge el paraíso del juego y el desenfreno: Las Vegas, conocida popularmente como la Ciudad del Pecado. Entre los rótulos luminosos más famosos, habría que referirse al cartel de bienvenida a Las Vegas, en el que se lee WELCOME TO FABULOUS LAS VEGAS NEVADA. Pese a tratarse de un cartel tradicional, totalmente pasado de moda por su estética y sus bombillas rojas y amarillas laterales, sigue siendo todo un icono. De todos modos, los neones que iluminan la ciudad de los casinos no le van a la zaga. Si tienes la suerte de viajar hasta allí y quieres saber más sobre este tema, visita The Neon Museum, un museo que resume la historia de Las Vegas a través de sus carteles luminosos.
5. EL CRUCE DE SHIBUYA, TOKIO
El cruce de Shibuya: Las calles de Tokio se han transformado en bosques luminosos, pero sobre todo el barrio de Shibuya, que aparte de ser la zona de ocio y de cultura juvenil es un lugar perfecto para los letreros de Samsung, la textil 109 o la cafetería Starbucks.
6. EL LETRERO LUMINOSO DE TÍO PEPE, MADRID
Tan madrileño como el kilómetro cero, El Oso y el Madroño, la Cibeles o el bocadillo de calamares es este mítico rótulo publicitario, que se instaló en 1935 sobre el Hotel París, en la céntrica Puerta del Sol, para conmemorar el centenario de la bodega Tío Pepe. Tras sobrevivir a la Guerra Civil, el popular reclamo se mantuvo hasta 2006, fecha en la que el Hotel París echó el cierre, ya que el nuevo propietario del edificio no quiso hacerse cargo. Tras una campaña de recogida de firmas, el letrero luminoso volvió a brillar en esta emblemática plaza de la Villa y Corte en 2014, aunque esta vez con una valla publicitaria situada en el techo de otro edificio.
7. EL LETRERO DE SCHWEPPES DE LA GRAN VÍA, MADRID
No nos marchamos aún de la capital de España, ya que hay que prestar atención al letrero de Schweeppes. Desde 1972, este panel de neones preside el edificio Carrión, en la plaza del Callao. Sus dimensiones son de 10,65 m x 9,36 m, las letras que forman el nombre de esta marca de tónica pesan 100 kg, y el conjunto de la valla publicitaria, 600 kg, cuya estructura sostiene 104 neones.
Una curiosidad: en 1995, el director de cine Álex de la Iglesia eligió este cartel luminoso para ambientar una de las escenas más conocidas de la película El día de la bestia.
8. EL CARTEL DEL BÚHO DEL PASEO DE SANT JOAN, BARCELONA
Si viajas a las Ciudad Condal, es posible que te sientas observado al pasar por el cruce entre el paseo de Sant Joan y la avenida Diagonal. ¿El motivo? El cartel luminoso de un enorme búho que preside la fachada de un edificio. Su historia empieza en la década de 1960, cuando la empresa Rótulos Roura, dedicada a la producción de carteles publicitarios de neón, decidió instalarlo allí.
Sin embargo, a finales de los años noventa, las leyes para reducir la contaminación luminosa apagaron los escrutadores ojos del ave rapaz. Por suerte, esto no sería definitiva, ya que su singularidad y el cariño de los barceloneses hicieron que las autoridades lo resucitaran en 2011, tras una concienzuda restauración. Junto a él, se salvaron otros letreros luminosos representativos de la capital catalana, como el reloj giratorio de la plaza de Catalunya, el letrero luminoso de Bella Aurora de la calle de Balmes o el termómetro del Portal de l’Àngel.
9. HORCHATERIA SANTA CATALINA EN VALENCIA
Es la imagen de un establecimiento tradicional durante más de dos siglos, en pleno barrio del Carmen, en el centro histórico de la ciudad de Valencia y que ya forma parte de nuestro patrimonio cultural. Este habita en un espacio público aportando elegancia y proporcionando una identidad al establecimiento que incluso nos sirven de punto de referencia. Sin duda, este lugar, es digno de fotografiar y estarse un buen rato observando cómo la gente descubre una de las bebidas más famosas de nuestra tierra.
10. CINE CAPITOL EN VALENCIA
El Cine Capitol situado en la calle Ribera número 16 de la ciudad de Valencia fue un cine construido en el año 1930 con proyecto del arquitecto Joaquín Rieta Síster. El edificio consta de planta baja y tres alturas. Destacan en su conjunto los elementos de estilo art déco, como la galería acristalada de la primera planta y el rótulo con una tipografía geométrica típicamente art déco en la parte superior, identidad singular y distintiva que definiría la imagen popular del propio cine.
Tras este pequeño recorrido por los rótulos luminosos más influyentes, podemos llegar a apreciar el impacto que estos elementos pueden llegar a tener, tanto por su significado a lo largo del tiempo, como por la innovación que suponen y el estilo que pueden llegar a marcar en el mundo de la publicidad. Algunos de ellos se han convertido en verdaderos iconos de la ciudad donde se ubican. Te invitamos a desarrollar y fabricar con nosotros el rótulo luminoso de tu negocio y, quién sabe, algún día llegar a convertirse con el paso del tiempo en un referente.
Rótulos Jocu, más de 50 años creando imagen.